Durante la reciente visita
de Francisco Ibáñez a Valencia para realizar una sesión de firmas en Fnac,
tuvimos la oportunidad de realizar una entrevista la Asociación Valenciana del Cómic a esta leyenda viva del tebeo
en nuestro país. Ibáñez se mostró cordial y nos trató de manera exquisita,
contando anécdotas divertidas de su carrera como dibujante, como una charla
entre amigos. Queremos agradecer a Francisco Ibáñez su deferencia, así como a
Manuel de Cos (editor de cómics Ediciones B) todas las facilidades recibidas
para su realización, y a los responsables de Fnac Valencia por ceder su espacio
para la entrevista.
- Al igual que “Asterix” es lo más vendido en Francia, ¿a
qué se debe el éxito de “Mortadelo y Filemón” en España?
- ¡Hombre, a que lo hago yo!
(risas) No, pues mira, mucha gente dice que me preocupo por el dibujo y tal,
que quede bonito. Yo no me siento un gran dibujante, lo he dicho mil veces, un
dibujante medianillo. En cambio me he preocupado mucho de los guiones, sobre
todo de los de hace..., no de un tiempo a esta parte, hace mucho tiempo que los
guiones respondieran a la realidad, lo que está ocurriendo por ahí, y el lector
cuando cogiera una historieta de “Mortadelo” y viera aquello de Florida y
dijera “¡Hombre yo lo vi en la tele!” o “Han hablado en la radio de esto” y es
mejor que los personajes aparezcan en un plano de actualidad, que eso imagino
que el lector lo agradece. Yo lo prefiero así porque la cosa aún se vende, o
vamos aguantando.
- Y además, eso ha pasado desde hace 50 años aquí...
- No solo la gente, sino los
temas, todos los temas que han ocurrido últimamente, los títulos de los últimos
álbumes de “Mortadelo” son cuando vino aquello del máximo de velocidad, el
carnet por puntos, el prohibido fumar, el esto, lo otro. Todo ello ha ido
apareciendo en los álbumes de “Mortadelo”, y eso unido a romperte la cabeza y
buscar gags y cosas y coñas que tengo una cierta gracia, quizás haya sido eso
por lo que ha tenido éxito. Que no ha sido lo del tebeo clásico del guardia
persiguiendo al caco y tal, sino que ha cambiado, sencillamente.
- De entre tantos “Mortadelos”, ¿tiene alguno con especial
cariño?
- No, todos, todos, todos
sin excepción, todos. Me imagino que de cara al público algunos habrán salido
mejor, otras veces peor, el editor dirá “Oye, esto lo has hecho así en
plan...”, pero bien, incluso muchas veces cuando estás delante del papel y está
en blanco y dices “Qué hago, qué hago”, te lo juro, que las ideas a veces no fluyen. Entonces me giro a la estantería
que tengo detrás, cojo cualquier álbum de los míos, los repaso, si es del año
pasado o sea de hace diez años, me hago una auto-transfusión de mis propios
tebeos por así decir. El día que yo me ponga delante de la mesa y pase un día
completo, y que no que no que no, al día siguiente amontono todo con una cerilla
debajo y a hacer puñetas, se acabó. Pero no ha llegado todavía ese día, mire
usted.
- ¿Porqué después de 54 años la gente sigue leyendo a
Ibáñez? ¿Qué tiene Ibáñez que lo hace tan especial?
- Pues eso que te decía
antes, sobre todo cuido mucho el asunto de los guiones. El dibujo, me gustaría
cuidarlo pero no llego a más (risas). Es la pura verdad, oye, para qué vamos a
engañarnos. Hay maravillas de dibujos y a veces me los miro y a mi se me cae la
baba hasta los talones, veo dibujos maravillosos. Pero si no va acompañado de
un guión que atraiga, la gente dice “Oye, mira, yo para ver obras de arte me
voy al Prado o al National Gallery o lo que sea, lo que quiero ahora es
distraerme”. Y eso es el guión.
- En su estilo predomina el humor en segundo plano,
siempre detrás de los protagonistas hay un gag. ¿Eso está premeditado o al cabo
de tantos años ya sale solo?
- No, ¡qué coño solo!
(risas) Eso me gustaría a mí, que saliera solo, la esencia de eso es lo que
cuenta. Eso es lo jodido del gag, eso es lo que lo aguanta. Como decía hay tíos
maravillosos dibujando pero son incapaces de sacar... o le hacen el guión o
queda ñoña, queda amorfa, queda tonta y eso no tiene salida de ninguna clase.
Eso es lo principal de la historieta, más que el dibujo, es el gag, y sobre
todo ahora que la gente andará flojilla de efectivo y tal, contra más género le
den por su dinero, tanto mejor. Yo procuro darle mucho género, muchos gags,
muchos gags. Procuro que en una historieta no haya uno aquí, ahora otro. No,
uno detrás de otro, uno detrás de otro, y eso hace que la gente pues diga ”Oye,
pues tiene gracia esto”.
- Ejemplos de gags pues siempre está el típico hombre que
sale por detrás a lo mejor con un plátano en la cabeza, o el típico ratón que
está subiendo por la pared...
- Eso son detalles de
segunda línea que yo digo, eso es algo que a la gente también le gusta. Sobre
todo en espacios que lo permiten, una portada por ejemplo que es grande y
permite esas cosas. A veces hay algún conocido que me dice “Oye, he visto la
última portada tuya” y le pregunto por el chiste y dice “El chiste, el chiste
era una mierda” (risas). En cambio, ese ratoncillo que tú dices, esa viejecita
con la Kawasaki, eso tiene una gracia tremenda, eso le gusta mucho a la gente.
Yo lo voy soltando, que también cuesta, también son gags y también son cosas de
el guión, que no es solamente lo que van diciendo, el guión es todo lo que veis
por ahí, hasta el más mínimo detalle es guión.
- Lo de los ratones lo decía por una historia que he oído
de cuando usted tenía tres o cuatro años dibujó en un trozo de periódico y su
padre lo guardó, y cuando falleció encontraron ese dibujo.
- Si, si, es cierto, lo
guardó. No sé que edad tenía, yo era muy pequeño, era una época en que no había
nada. Ahora cuando les explicas a los chicos que entonces no había nada “¿Tú
sabes lo que es eso de no haber nada?”, no conciben que efectivamente no
hubiera nada. No había ni papel ni había lápices, no había nada. Yo aprovechaba
el periódico que compraba mi padre, hice un dibujillo en un espacio en blanco
que quedaba, hice un ratoncillo, a mi padre le hizo gracia, lo recortó y se lo
guardó. Si, lo tuvo toda la vida y cuando falleció recuerdo haberlo visto por
la cartera y después de treinta, cuarenta o cincuenta años ahí estaba todavía, si,
si si.
- Pues mira, es
aproximadamente muy parecida a la forma en que tenía de trabajar hace
cincuenta años, por no decir que es lo que he hecho hasta ahora mismo. No ha
cambiado nada, no ha cambiado nada. A veces me dicen “Tu ya no haces nada, lo
hace el ordenador”, qué ordenador ni nada. El día que alguien me diga “Mira en
tal tienda venden un ordenador que es capaz de concebir, crear y realizar una
historieta”, yo estoy el primero en la cola para comprarlo, pero eso no existe,
y dudo que existan en muchísimos años. Al igual que hace diez, que hace veinte,
que hace cincuenta, que hace ochenta años, delante de la mesa, pensar, pensar,
dar con un tema, el tema desarrollarlo y los gags, aquello que tu creas, dividirlo
en viñetas y tal, transformar el guión de la historieta, exactamente ahora que
hace un montón de años. Cuando me preguntan por todo esto que hay actualmente
de “Oye,¿cuál es tu e-mail?”, oye, a mí no me hables en chino que yo no tengo
ni puta idea de todo esto (risas). Yo aún escribo en maquinita de estas de
“clac clac clac”, claro que la utilizo. En vez de ser puramente mecánica mi
mujer me compró hace muchos años una que era eléctrica, pero bueno, es lo
mismo, y con eso estaré hasta el final.
- O sea que el guión lo desarrolla todo mecanografiado y
luego...
- No, no, mecanografiado no.
Esto es como si lo compararas con un compositor que coge el pentagrama de papel
pautado y tal y va poniendo allí sus notas y luego coge la trompeta y se pone a
interpretar, Es lo mismo, solo que yo en vez de coger la trompeta, cuando he
terminado mi pentagrama que es el bloc con mi guión, cojo el lápiz y me pongo a
hacerlo. Entonces aquel guión inicial mío yo lo paso haciendo mis correcciones,
todavía lo paso al definitivo con la máquina y tal, en esencia es ahora lo
mismo que hace cincuenta años.
- ¿Cómo vivió la época de “El invierno del dibujante” de
Paco Roca, en Bruguera, cuando se fueron Escobar, Cifré, Peñarroya?
- En la época de oro de
Bruguera, habían setecientas publicaciones de tebeos y en los kioscos todo eran
tebeos y más tebeos, como “El Capitán Tormenta”, “El Capitán Relámpago”, todos
los fenómenos atmosféricos tenían su capitán (risas). Aquello estaba lleno,
pero iban desapareciendo. De entre todos ellos, ha subsistido “Mortadelo”,
la época de oro de tantos héroes del
comic desapareció. Pero “Mortadelo” continúa funcionando, no sé que pasará hoy
aquí, no tengo ni idea, pero en la última firma, me daban ganas de dar media
vuelta y echar a correr cuando ves a doscientas personas con el ábum debajo del
brazo (risas). Pero la época de oro en general ha terminado.
- ¿Qué se siente al haber hecho que miles de niños hayan
aprendido a leer con “Mortadelo”?
- Pues es una satisfacción
tremenda, si, si, si. Cuando viene alguien a esto de las firmas y te dice “Te
sigo toda la vida pues a mi padre le gustaba, y el abuelo se reía contigo”. Y
yo digo, y el bisabuelo también, ¿no? (risas) Pero eso gusta. Cuando vienen y
preguntan “¿Cuántos premios tienes?”, yo premios no tengo ninguno, bueno,
alguno si, el Medallón del Mérito Artístico que dio el Rey, pero eso no tiene
importancia, ya no me acuerdo. Es igual, no importa. El premio de verdad es
cuando yo voy a firmar y me encuentro que viene ese crío, que ha estado toda la
semana que quería decirme algo y llega por fin, se queda así y la madre le dice
“¿Pero no querías decirle algo al señor Ibáñez?”, ese es el premio de verdad. Y
ese mayor, y ese abuelo que viene un año y otro. Había una señora en Madrid que
venía cada Feria del Libro y decía “Paco, si no tengo un libro tuyo cada año
por lo menos, ese año ha sido vacío para mí”. La mujer debía tener ciento
catorce años (risas), pero hace un par de años que no la veo. Pero bueno, los
premios me tienen sin cuidado.
- Ah, bueno, no. Yo aquí
estoy tan feliz cuando viene gente y tal, cuando voy a firmar a las
proximidades de Barcelona estoy tan feliz, eso es lo que vale. Si hay alguna
cosilla de esas a veces voy si no queda más remedio que ir, pero no me ha
atraído nunca, jamás, jamás.
- ¿ Y para cuando un álbum de “Rompetechos”?
- Salió, es un personaje muy
querido por mí,. Lo que pasa es que no me da tiempo de hacerlo. Ultimamente
cuando salió el “Top Comic Mortadelo”, que no es más que en vez de un álbum,
hay dos metidos dentro y entre medio tenía cualquier pijada o cualquier cosa y
me dijo la editorial si podía meter algo mío. Hice allí también una serie de
“Enseñar a dibujar”, ¡yo que no sé dibujar enseñaba a dibujar a los demás!
Entonces hice allí una historia de “Rompetechos” que en vez de ser una página o
dos era de seis páginas y a la gente le gustaba mucho y con eso luego se ha
recopilado todo y se han hecho álbumes. Y porque no hay más tiempo porque
saldrían de “Pepe Gotera y Otilio”, de “13 Rue del Percebe”. La gente a veces
me pregunta “¿Oye por qué no haces esto?”, pues porque solo tengo una mano
(risas), más quisiera yo. Yo hacía todas esas cosas cuando estaba en Bruguera,
cuando cada semana hacía un par de páginas de “Mortadelo”, otra de
“Rompetechos”, dos más de “Pepe Gotera”, otra del “Sacarino”, otra de “13 Rue”,
otra página de chistes, pero ya no es lo mismo, ni los años son los mismos ni
nada, hay que parar todo eso. La gente, todo eso si lo siguiera sacando aún
estaría peor.
- ¿Tuvo algún problema con la censura durante el
franquismo?
- No, porque ya cambias, sabíamos lo que era, trabajaba con un ojo
puesto en la página y con el otro puesto en la oficina de censura. Había tanto
trabajo que era impensable que si había tanto trabajo y traían una página
devuelta y hay que rehacerla, qué cojones (risas), ni soñarlo. Y aún asi y todo
venía alguna devuelta y todos “¿Cómo es posible?”. Hubo una vez una página de
una serie que hice, que la inició el Gran Vazquez, se llamaba “La Historia
vista por Hollywood”. Aquel hizo siete, ocho o diez páginas, no me acuerdo. Era
especial aquel hombre y aquella la hizo
mal, ya no quería trabajar y me dijeron de continuarla. Ya sabéis lo que es “La Historia vista por Hollywood”, lo que hacen los de Hollywood cuando
sacan cualquier animalada que no tiene que ver con la realidad. Saqué una vez
la “Moby Dick”, la ballena y en una de las viñetas se veía la ballena esa en
una cueva submarina rodeada completamente de calamarcitos y a su lado un
balleno que la miraba con mala cara y por fuera de la cueva se veía un calamar
gigante. Aquello vino devuelto, tachado y la respuesta fue “¿Cómo se atreve
este dibujante libidinoso a tratar el asunto del adulterio en una revista infantil?”
Pero hombre, que son ballenas, respondiendo “Es igual, y que no se vuelva a
repetir”. La misma censura me hizo un favor en “13 Rue”, uno de los pisos era
aquel que fabricaba monstruos que es Frankenstein. Una vez vino también la
censura y dije “Qué es lo que ha pasado, si es lo mismo de siempre”,
contestando que ”No, no es lo mismo porque este dibujante, este autor hace que
haya un individuo que crea seres vivos y seres vivos no los crea más que el
Sumo Hacedor”. Pero bueno, encima me hicieron un favor, que ya estaba harto y
metí a la portera o un piso nuevo que se alquilaba y saque cosas nuevas y tal.
Lo que quiero decir es que la censura hace tiempo que no miro nada
absolutamente, afortunadamente
- ¿Qué opina de la Escuela Valenciana y sus autores clásicos?
- Hombre, pues como
Barcelona, ya se sabe que aquí en España ha estado Barcelona, ha estado
Valencia, un poco Madrid, no demasiado, y luego ya nada. En Valencia estaba el
“Jaimito”, el “Pumby”, y autores como Karpa, Liceras, yo disfrutaba con ellos,
disfrutaba horrores. Pero claro, cayó la Escuela Valenciana, caerá la catalana
en cualquier momento y caerá, me imagino, la mundial porque es el destino. De
cara al futuro el comic, por lo menos el soporte en papel, aunque es algo que
nos gusta a todos, esto desaparecerá. Me imagino que vendrá luego a base de yo
que sé, de tabletas, de cosas con movimiento y tal. Yo veo a mis propios
nietos, cuando me ven a mi, sobre todo el mayor, me ha visto siempre lo que he
estado haciendo y le gusta, pero a veces es para pegarle una torta porque
después de estar todo un día, veinticuatro horas dale que dale con “Mortadelo”
y cuando viene a casa me dice “Yayo, cuéntame un cuento, de Mortadelo”, y
después de hacer cuatro o cinco Mortadelos es para pegarse un tiro (risas). En
líneas generales los niños tienden más a meterse en la tele, con los personajes
en movimiento, pero tienen un odio tremendo a los bichos negros esos que se
llaman letras. Las historietas mías pues los bocadillos son cortitos, qué bien
se lo pasan y tal pero no les ha hecho mucha gracia, no. En cambio con la tele
no hay nada de todo esto, todo se lo dan masticado y después les dan todas esas
cosas que hay ahora que yo no sé como funcionan y ellos saben mucho mejor que
yo, que lo mueven y ellos se fabrican su propia historieta y les gusta
horrores.
Foto. Sebas |
- Si, también lo leía, que
me causó verdadera pena. Lo bueno de Goscinny es que hacía “Lucky Luke”, hacía
“Asterix”, el hombre era prolífico a más no poder, le hacía historietas a no sé
cuanta gente, escribía libros, hacía yo que sé cuantas cosas, el cerebro era
él. Pero como es tan buen dibujante Uderzo, es tan magnífico y ha continuado.
Cuando vi que decían que ya no lo hace Uderzo, que lo hacía un dibujante bajo
su dirección, entonces dije “Se acabó”. Igual ha pasado con muchos compañeros
míos, cuando trabajaba Escobar con “Zipi y Zape”, que están saliendo cosas de
él todavía, refritos y cosas de esas, yo siempre decía “A ver si me va a pasar
lo mismo que a Escobar, con los años que tiene y sigue trabajando, yo lo dejaré
antes”. Yo que tengo más años ahora que cuando decía lo de Escobar, que lo
metieron en una residencia, pero llegará el momento en que diré “Se acabó, se
acabó”.
- Entonces, ¿seguirá “Mortadelo”?
- Si, a
veces me lo han preguntado, como aquello de Hergé que decía que no quería que
después de morir siguiera “Tintin”. Yo no, si hay alguien que pueda continuar,
por mí que continúe. Además, aquí en este país hay dibujantes maravillosos que
lo pueden hacer. Otra cosa es el guión, eso es más dificilillo, es muy
personal., más difícil de hacerlo. Pero en el asunto del dibujo, por mí que
continúen, y mis herederos que sigan cobrando (risas).Entrevista realizada por Gonzalo Torres, Ricardo Engra y Carlos Ciurana